El Dìa de la Gloria 文本歌词
作词 : Davide Sellari
作曲 : Davide Sellari
La plaza hierve de rostros, de banderas,
de polvo, pólvora y sudor.
La banda ataca el himno del Gran Corazón
y muchas bocas lo cantan seguras, (o “lo cantan con fuerza”)
que hoy es fiesta, el Día de la Gloria,
hay una farsa que celebrar,
es primero de mayo, pero sin memoria,
han decidido robarle el nombre.
Sube el Gran Hombre ya al escenario,
tiene unos ojos oscuros de halcón.
balas y truenos son sus palabras,
y entonces suena una ovación.
Ciudadanos purísimos, orgullo de la Nación,
echaremos a los que sean de otro color.
Familia, Patria, Religión.
Aquí empieza nuestra revolución.
La plaza explota, y grita, y se inflama,
pero una muchacha de ojos brillantes
tiembla e intenta retenir su llanto.
Su madre es de aquellos que ya no existen,
una de aquellos que tendrán que partir,
devueltos cual carne que ya ha caducado.
Zahira se asusta, e intenta escaparse.
Un hombre la ve, y la insulta y le escupe.
Cerca de allí, y no muy lejos del mar,
un muchacho de mirada brillante
enciende la radio y oye gritos de odio
contra toda raza enemiga, invasora.
Ciudadanos Purísimos, hijos auténticos de la Nación,
sea maldito cualquier otro color.
La Familia, pero que sea natural.
La Tradición es la sola Revolución.
Aquí empieza nuestra revolución.
El Dìa de la Gloria LRC歌词
作词 : Davide Sellari
作曲 : Davide Sellari
La plaza hierve de rostros, de banderas,
de polvo, pólvora y sudor.
La banda ataca el himno del Gran Corazón
y muchas bocas lo cantan seguras, (o “lo cantan con fuerza”)
que hoy es fiesta, el Día de la Gloria,
hay una farsa que celebrar,
es primero de mayo, pero sin memoria,
han decidido robarle el nombre.
Sube el Gran Hombre ya al escenario,
tiene unos ojos oscuros de halcón.
balas y truenos son sus palabras,
y entonces suena una ovación.
Ciudadanos purísimos, orgullo de la Nación,
echaremos a los que sean de otro color.
Familia, Patria, Religión.
Aquí empieza nuestra revolución.
La plaza explota, y grita, y se inflama,
pero una muchacha de ojos brillantes
tiembla e intenta retenir su llanto.
Su madre es de aquellos que ya no existen,
una de aquellos que tendrán que partir,
devueltos cual carne que ya ha caducado.
Zahira se asusta, e intenta escaparse.
Un hombre la ve, y la insulta y le escupe.
Cerca de allí, y no muy lejos del mar,
un muchacho de mirada brillante
enciende la radio y oye gritos de odio
contra toda raza enemiga, invasora.
Ciudadanos Purísimos, hijos auténticos de la Nación,
sea maldito cualquier otro color.
La Familia, pero que sea natural.
La Tradición es la sola Revolución.
Aquí empieza nuestra revolución.